Las enfermedades del corazón son la principal causa de muerte en México, afectando tanto a hombres como a mujeres, según las Estadísticas de Defunciones Registradas del INEGI[1]. Con más de 30 millones de personas diagnosticadas con hipertensión arterial, y cerca de un millón con insuficiencia cardíaca, estas cifras reflejan la urgente necesidad de generar conciencia sobre estos padecimientos, identificar sus factores de riesgo y establecer medidas de prevención para mejorar la calidad de vida de la población.
Los factores de riesgo que impulsan esta problemática son múltiples y están relacionados con: sedentarismo, alimentación rica en grasas saturadas y azúcares, tabaquismo, así como en el consumo excesivo de alcohol. A estas conductas se suman condiciones crónicas como la diabetes y la obesidad, cuya prevalencia de ambas continúa en aumento en el país. Según expertos, este fenómeno está vinculado al estilo de vida moderno, marcado por largas jornadas de trabajo de oficina y una disminución general de la actividad física.
El Dr. Antonio Jordan Ríos, cardiólogo señala que “La prevalencia de enfermedades cardiovasculares está estrechamente vinculada con hábitos cotidianos y condiciones que afectan nuestro bienestar. La falta de ejercicio, una alimentación deficiente y el estrés constante impactan directamente en la salud del corazón. Estos factores reflejan los desafíos que enfrentamos en nuestra rutina diaria, desde largas jornadas de trabajo hasta la presión constante de cumplir con múltiples responsabilidades, y cómo todo ello puede afectar la salud cardíaca”, comentó el especialista.
Ante este panorama, la prevención se consolida como la estrategia más efectiva y sostenible para la salud. En México, promover un estilo de vida saludable se vuelve fundamental. La actividad física regular es una de las herramientas más eficientes que existen; actividades como caminar, correr, nadar o andar en bicicleta, realizadas de forma constante, fortalecen el corazón, mejoran la circulación y reducen significativamente el riesgo de infartos y otras complicaciones cardiovasculares.
Asimismo, adoptar una alimentación balanceada, rica en frutas, verduras y granos enteros, junto con el control de factores de riesgo modificables, es un pilar clave para proteger la salud cardiovascular. Estas acciones no solo disminuyen la probabilidad de enfermedades cardiacas, sino que también favorecen un futuro con una mejor calidad de vida, promoviendo el bienestar integral y previniendo complicaciones a largo plazo.
“La prevención de las enfermedades del corazón es un proceso que requiere un enfoque amplio y constante. Manejar de manera eficiente los factores de riesgo es esencial para mantener un sistema cardiovascular saludable. Un estilo de vida activo, una alimentación equilibrada y el manejo del estrés establecen las bases para un corazón fuerte a largo plazo, reduciendo la posibilidad de futuras complicaciones”, comentó el Dr. Antonio Jordan Ríos.
El especialista además enfatiza que, “las personas con diagnóstico o antecedentes cardiovasculares deben apegarse estrictamente al tratamiento y a las indicaciones de su médico. Esto es fundamental para controlar las afecciones cardiacas y garantizar el bienestar de los pacientes”.
Las enfermedades cardiovasculares no solo representan una de las principales causas de mortalidad en México, sino que también limitan gravemente la calidad de vida, causando fatiga, dificultad para respirar y restricciones físicas que afectan la autonomía. Por ello, priorizar la prevención y adherirse al seguimiento médico es fundamental para disfrutar de una vida saludable, activa y plena. Adoptar estas medidas no solo protege el corazón, sino que asegura un futuro con mayor bienestar y libertad.
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